sábado, 19 de diciembre de 2009

¡¡Felices Fiestas...!!

Arenal 8-0 Sporting.

¿Merece la pena hablar del partido? Yo creo que no. Hablar de fútbol se puede hacer poco, porque como viene siendo habitual apenas hubo y de lo demás, sinceramente mejor no hablar.
Decía un escritor francés llamado André Giroux que “el infierno es esperar sin esperanza” así que esto debe ser el infierno. Un infierno pesaroso, injusto y terriblemente difícil de sobrellevar, pero un infierno que era previsible. Un equipo raptado por un entrenador sin orgullo, (el entrenador debe sentirse orgulloso de su equipo) que no puede aspirar a más que intentar no hacer el ridículo en cada partido que desgraciadamente es lo que hemos hecho desde que ha empezado la competición en la que jugamos.
El Sporting salió con el mismo espíritu que le han inculcado los entrenadores en los últimos partidos, es decir con miedo, justito en defensa, olvidándose del balón, olvidándose de crear y dando patadones. Todo valía con tal de sacarse de encima la presión del todopoderoso juego ofensivo del Arenal (y si hubiesen sido el Son Sardina pues Son Sardina porque da igual y a todos hay que tenerles miedo) menos a esos fáciles que hemos “ido ganandoles”; Ramón Llull, Alaró, Poblense.
Llegó el primer gol y a partir de ahí hasta el final simplemente vimos unas álmas correteando por el campo sin ton ni son (con más frio que otra cosa) con unas camisetas blancas, y un carrusel de cambios estúpidos (comenzando con la sustitución del guardameta a los 20’) “es lo que hay”, caras de panoli y otro gol y otro de los contrarios, haciendo la herida un poquito más y más grande.
En vez de poblar el medio campo con jugadores expertos los traspasa a la defensa (o los deja en el banquillo para contraatacar en la segunda parte y así poder remontar un hipotético 2/0?), eso es propio de entrenador malo que quiere demostrar que es bueno. Si no tienes medio campo ¿para que los delanteros?, ¿para aburrirse? Eso sólo responde a esa necesidad exasperante y angustiosa que tienen todos estos entrenadores del montón por intentar que nadie estropeé su táctica felina tratando de jugar al fútbol.
Empecé a sospechar que volvíamos a tener un entrenador del montón que encima se cree el salvador de la patria (alguien pensará que yo tambien me lo creo) y hoy ha vuelto a confirmar lo que se sospechaba desde que empezó la liga: es muy malo. Pero insisto, él no es el verdadero ni único culpable.
Solo conseguimos llegar con algo de claridad en los minutos postreros del encuentro cuando se vieron algunos intentos de jugar a la pelota, pero claro cuando un equipo está configurado y mentalizado para quedar empate a cero salvo que un rechace, una ráfaga de viento o un contrario deje el balón en los pies de nuestro delanteros, es difícil meter gol. Y así fue. Es lo que tiene jugar así. “¿es lo que hay?”.....

Feliz Año 2010?

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