sábado, 31 de octubre de 2009

¡Halloween! que miedo...


Al Sporting le perdió de nuevo la ausencia de gol y la carencia de creatividad.
Hasta hoy había pensado que no podía haber nada que me fastidiara más que la indecisión. Pero no andaba en lo cierto, por que he descubierto en las últimas horas que hay algo que me fastidia todavía más, y es la pasividad.
Sin hablar de las ausencias de Miki y Jota, el Sant Marçal parecía que iba a pasearse sobre el césped del Beato Ramón Llull, ya que a los pocos minutos el equipo visitante se ponía por delante en el marcador con un golazo de Salva, (0-1) pero poco antes del descanso el empate caía como un jarro de agua fría. En la reanudación la afición se volcó de lleno con el equipo para colaborar en su resurrección, pero esto no es el Ave Fénix y las cenizas del Sporting, cenizas son. El cuadro de Son Caulelles cuajó su peor partido en lo que al apartado defensivo se refiere. Es cierto que, en el mundo del fútbol, el primero en defender debe ser el delantero, pero también lo es que la primera línea del Sant Marçal estuvo excesivamente floja en la mañana de hoy.
A pesar de haber sido claramente superior al rival, en el primer tiempo, el Sporting Sant Marçal no sentenció cuando tubo la ocasión y la afición sufrió hasta el final porque el equipo Marratxiner les tiene acostumbrados a perder puntos en partidos de este estilo, pero en esta ocasión el Ramón Llull era un rival demasiado endeble para aprovecharse de la ocasión ... Pero lo hizo. (4-1)
Los rojillos acabaron desquiciados, rotos, desequilibrados y hasta hundidos (y es que no aprendemos). Con Toni de lateral y Valeije ejerciendo de escudero intentando frenar las avalanchas desquiciadoras de los extremos por esa zona, olvidandose de las funciones del central; Baquero llegando tarde a las citas con los medio campistas cargandonos de faltas y Joan Toni y Josep intentando desequilibrar el encuentro por si solos el Sant Marçal acabo dando una imagen realmente penosa.
Lo salvable: Salva; bravo, valiente, inteligente y “chupón”. Peca excesivamente del regate y su poco controlado peso le pasa cuentas durante el partido. Da todo lo que tiene sobre el césped.

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