El público ayuda, pero no se puede poner tanta carga intimidatoria en él, por dos razones. Porque ya no funciona y porque eso acaba alterando para mal el modo de jugar del equipo propio. Ya no funciona porque ya no son tan niños y no se dejan intimidar tan fácilmente, en según que edadades se sabe que detrás del ruido no habrá nada, y más con chicos, acostumbrados a ambientes hostiles desde muy jóvenes. No, ya no hay encerronas. Más bien sirven para comprometer los nervios del equipo propio, que se ve obligado a situarse en un nivel de sobreactuación.
El Sant Marçal de Pere no es el Barça. Su defensa se abrió para el primer gol del Alaró como las aguas del Mar Rojo para Moisés; no hubo conductor de juego, nada justificó la suplencia de Salva. No, Pere, el público no te puede ganar el partido. Te lo tiene que ganar el equipo.
En realidad, nuestro entrenador confió demasiado en la presión exterior, y demasiado poco al juego en sí.
Ni las recetas de Pere, ni los decibelios de la afición, nada han servido. No han bastado las conjuras, el lenguaje decibélico empleado durante el encuentro, porque a la hora de la verdad el Sant Marçal exhibió en el campo las mismas carencias de siempre.
Hay tantos puntos de vista del fútbol, como seres humanos hay en el mundo. Con esto quería decir que nadie estaba equivocado con su opinión sobre el fútbol y que todo el mundo sabe de éste deporte.
A los jugadores no se les puede criticar porque se lo han dejado todo en el campo, han luchado a fondo, pero la situación es complicada. El Sporting se olvidó del balón y así es imposible amenazar al rival. Los centrales, pecaron de inocentes sin saber como parar a los delanteros contrarios, algo que sin duda aún no han aprendido, ni entrenado. Los laterales muy abiertos no entendieron el juego del rival. El medio campo no supo en ningún momento como dominar, ni jugar, por contra los locales eran los amos de la zona. El extremo izquierdo , no existió en todo el encuentro y solo pudimos verle despuntar con los cambios, cuando entraron Martí y Salva. Josep, pecó de exceso de protagonismo rematando en fuera de juego, lo que era un gol de Martí. Nunca supimos como entrar al campo contrario, puesto que nos encabezonamos por la zona de Juan Toni, cuando debimos hacerlo por la otra banda, ya que el contrario si supo por donde debía pararnos y lo hizo muy bien. En ningún momento dimos la sensación de poder ganar el encuentro y sin cambio en el sistema de ataque, perdíamos el balón en la medular. El control del esférico siempre lo tubo el equipo local y el Sporting solo corrían de un sitio para otro y siempre detrás del balón.
Los locales, bien situadas las lineas, nos dio una lección de como se gana un partido con elegancia. Los nuestros por el contrario, les dieron una lección de como no se debe jugar.
Pero en esta semana disponemos de tres días para entrenar antes de la próxima cita, o tal vez solo dos? y el otro para echar en cara lo que todos hemos visto... “Tú, tú y tú... lo habéis hecho muy mal, no volváis ha hacerlo”.
El mejor jugador del Sporting con diferencia fue Álvaro.